El popular artista regresa hoy al Campos Elíseos con una comedia sobre la ambición política
Pedro Ruiz cuenta que tiene una cabeza que no es una cabeza, «sino una putada». Al mismo tiempo que juega al fútbol, «estoy componiendo tres canciones, pensando siete películas e inventándome dos obras de teatro». 'Escándalo en palacio', con la que regresa hoy a Bilbao, la escribió en once tardes mientras su difunta madre «dormía la siesta». Dice que no es egocéntrico.
Su compañera en el escenario aparece comiéndole la oreja en el cartel promocional. ¿Son buenas maneras de presentarse?
Es la mejor forma de empezar un camino que no lleva al matrimonio.
¿Usted sería un gran bufón entre tanta intriga palaciega?
El bufón es el más sincero. Se pinta, lo anuncia, no daña y tampoco dicta normas en contra de nadie.
Llamándose Pedro y apellidándose Ruiz, ¿se da un canto en los dientes quedándose en plebeyo?
Si me llamara Obama, tendría un camino por delante que no seguiría; llamándome Ruiz, sólo puedo pagar impuestos y quejarme. Me gusta.
¿Aún sueña con su princesa azul?
Tengo una princesa... transparente.
Al menos no le desteñirá.
No sólo no destiñe, sino que me hace ver la parte menos mala de mí.
Así que no le pasa lo que a Cenicienta, que va perdiendo los zapatos a medianoche en busca de...
... Mi buen amigo Berlanga no sé si hubiera aceptado tener relaciones íntimas con una chica sin zapatos.
¿Usted va por la vida plantado con un buen par de tacones?
Me pongo de puntillas porque tengo los gemelos muy fuertes. En fin, al farol no llegaré, pero me da para estirar los dedos lo suficiente.
De tener que buscar cobijo, ¿viviría bajo el techo del palacio de La Zarzuela o el de La Moncloa?
Ambos me producen repulsión en el sentido más respetuoso de la palabra. Palacio y escándalo son casi sinónimos. He estado en los dos y cada vez que salí de allí tuve la sensación de 'pobre gente, aquí se queda'.
¿Dejó marcadas su rodillas de tanta genuflexión?
Las genuflexiones sólo forman parte de mi vocación por la gimnasia. No me inclino nada más que ante la bondad y el talento.
Hace de un político que dimite. ¿Le gusta ejercer de humorista?
Si me ofrecieran ser presidente del Gobierno, dimitiría. Yo nunca voto porque sospecho incluso de mí.
¿Qué es lo más sospechoso suyo?
No soy un buen perro ni un gato, de los que no se pueden esperar malas cosas. La condición humana alberga casi todo tipo de sombras.
Encarna a un tipo parecido a Sarkozy. Centímetro arriba, centímetro abajo, ¿por qué ambos se empeñan en enamorarse de mujeres siempre mucho más altas?
Estoy muy enfadado porque Sarkozy se ha inspirado en mi figura para gobernar. Me han querido comprar la obra en Francia y estamos en negociaciones. Es la historia del 'encoñamiento', los celos, la corrupción, la ternura, el miedo... ¡y el poder!
¿El poder gana más con el francés o el castellano?
El poder con el francés se ejerce de una manera más cómoda. Con el castellano, no sé si requiere traductores de mayor envergadura.
Decía que «a las mujeres hay que saber ganarlas y perderlas». ¿Cómo lleva la partida ahora mismo?
Muy bien. A las mujeres importantes no se las coge con las manos. Con ellas sólo se coge lo que se escapa.
¿Cómo las coge usted?
Dejo que me cojan ellas.
Escribe, actúa y dirige. ¿Se siente la Santísima Trinidad?
Si no escribo, actuó y dirijo, nadie me contrata.
Buen hijo y que se sepa sin paternidad, ¿qué tal anda de espíritu?
Ando alejado de la realidad, viendo el decorado, viéndome a mí en el decorado, descreído de mí, del decorado y de casi todo.
Se promociona con las mejores críticas de los espectadores. «Pedro Ruiz, genial», «la profesionalidad de Ruiz es admirable», «Pedro trabaja muy bien»... ¿Penélope pensó en usted y no en Almodóvar al gritar 'Pedroooooo'?
Espero que algún día lo grite, porque uno de mis propósitos es volver al cine. Es el arte esencial.
Previsor, ¿sigue comprándole peluquines a Llongueras?
No. Llongueras es tan amable que cuando hace falta los regala.
Misántropo incorregible, ¿lo suyo ya no tiene vuelta atrás?
Confío en la humanidad a porcioncitas. Sólo confío en el hombre anónimo, que no explica lo que hace, y no en los vanidosos, entre los que me incluyo.
¿Sigue encantado sintiéndose la máxima esencia de la pedantería?
Admito con mucho gusto esa ocurrencia que tiene la pregunta porque no me siento reflejado en ella.
¿Espera a criar malvas para publicar sus memorias?
Dejaré unas memorias divertidas explicando cosas de las que nunca hablé: amores, vetos, 'moncloas'... Se llamarán 'En muerto y en directo'. Arrancarán con el saludo 'Caray qué poca gente ha venido' y tendrán hasta pausas publicitarias.
¿Disfrutará en la tumba viendo a los vivos?
No, disfrutaré en el momento de grabarlas. Las haré con clase y estilo. Ya que hoy en día no se respeta a nadie después de muerto porque existen las 'hormigas blancas', qué menos que sea uno mismo el que tenga la última palabra.
¿Cuánto habría dado por hacerse esta entrevista usted mismo?
Yo soy mejor respondedor que preguntador. En la intimidad, me pregunto muchas cosas. Casi siempre me las respondo a favor.
¿Quiere hacerse una pregunta?
¿Por qué coño estoy permanentemente intentando demostrar cosas a los demás? La repuesta es 'no voy a cambiar'. Yo soy así.