Una de las más prolíficas actrices del cine español de los últimos
treinta años es Maribel Verdú, sobre todo en el periodo comprendido
entre 1986, año de su debut, hasta un decenio después, sin que después
dejara de aparecer en las pantallas, aunque con menor asiduidad en
tiempos presentes, dedicada más al teatro. No obstante, acaba de concluir el rodaje hace escasas fechas de La punta del iceberg y descansa unos días fuera de Madrid, su ciudad, al tiempo que estudia el guión de su próximo filme, una comedia que rodará durante un par de meses en Argentina.
En La punta del iceberg incorpora el personaje de la investigadora de una multinacional, encargada de averiguar por qué tres empleados decidieron suicidarse. Guión basado en la obra teatral del canario Antonio Tabares, que ha llevado al cine el debutante David Cánovas. Un "thriller" cuya historia ocurrió realmente en Francia hace unos años.
Maribel Verdú se reincorpora a los estudios cinematográficos tras una prolongada temporada escénica en la que representó por toda España Los hijos de Kennedy, reposición en la que tuvo como compañeras a dos actrices fundamentalmente también dedicadas al cine, Ariadna Gil y Emma Suárez. La razón por la que se haya volcado más en el arte de Talía se debe a que, por un lado, para nadie es un secreto que los rodajes son ahora más distanciados, y a que ella está casada desde hace quince años con uno de los más activos productores teatrales, Pedro Larrañaga, hijo de dos grandísimos actores, el recordado galán Carlos Larrañaga y la exquisita actriz María Luisa Merlo.
Maribel Verdú fue uno de los mitos del cine de destape, ya desde luego asentada la democracia en España. Probablemente sin ella pretenderlo vino a ser una especie de "Lolita a la española", combinando en sus primeras películas de éxito la ingenuidad con la picardía. Ya recordarán que, partiendo de la novela de Nabokov, el celebrado Stanley Kubrick llevó esa historia al celuloide en 1962. Conocí personalmente a su protagonista, la joven actriz norteamericana Sue Lyon, con quien departí, mano a mano ante una paella. En la vida real, desde luego nada se parecía a su personaje cinematográfico. Lo cierto es que su "Lolita" tuvo imitadoras. Y así, en nuestros lares, continuando aquella corriente de adolescentes de apariencia meliflua pero maliciosa conducta, vino a convertirse Maribel Verdú en la intérprete ideal de ardorosas historias sentimentales, con un generoso despliegue de sus encantos físicos, destacando por un contundente busto que exhibió a menudo complacientemente en gran parte de su filmografía, como asimismo un espectacular trasero, y algunas veces desnudos frontales, que la convertían para los espectadores en una moderna Venus velazqueña.
María Isabel Verdú Rollán es madrileña, de un barrio cercano al estadio Vicente Calderón, nacida el 2 de octubre de 1970. Su madre era modelo, lo que le facilitó las cosas para, contando trece años, anunciar un producto muy especial entonces, jamás anunciado en Televisión Española: una marca de profiláctico. Ella era la empleada en una farmacia a la que acudía como cliente el humorista Pedro Ruiz.