Me enseñó esta expresión cuando era un niño mi profesor de latín, el Padre Lasheras. Significa cara de piedra.
Me resulta inevitable recordar tal enseñanza cuando veo a Putin, Obama, Merkel, Castro, Correa...todos. Al tanto todos ellos de sus propias chapuzas y espionajes comparecen en público sin que un músculo de la cara les tiemble.
Sabe cada uno de ellos lo que lleva en las tripas. Y lo sigue haciendo. Y lo calla. Y denuncia al otro.
¡Facies lapidea!
Como son rostros indestructibles y eternos del sistema sólo queda la personal solución de mirar todo el tiempo posible algún sincero perro vagabundo con el que nos crucemos.